Un nuevo y sangriento conflicto ha estallado en el medio oriente, otra vez Israel y palestinos se enfrentan en una guerra provocada por los ataques del grupo Hamas del pasado 7 de octubre. Ya se habla de sobre 3,000 muertos en ambos lados, lo cual es una tragedia. Este es el segundo conflicto bélico que amenaza con desestabilizar aún más a la economía global.
La guerra en Ucrania, que inició en febrero de 2022, y, que igualmente ha cobrado docenas de miles de muertos en ambos lados, tuvo el efecto de afectar los precios de energía (petróleo y el gas natural), así como los costos de los alimentos. Ambos países son importantes productores de energía y alimentos (Ucrania) e insumos agrícolas.
Al tener dos conflictos de forma simultánea, se incrementan los riesgos de se expanda la guerra en sus respectivas regiones y se afecte la estabilidad de la economía global que aún se recupera de los efectos del COVID-19 y de los altos niveles inflacionarios.
Algunos analistas comienzan a plantear que la tensión geopolítica puede acelerar la posibilidad de una recesión global. En el caso de Puerto Rico, el nuevo escenario de dos guerras a la vez es altamente riesgoso. En primer, lugar la posibilidad de que se dispare el precio del petróleo sobre $100 el barril lastimaría a la frágil situación energética de la Isla, encareciendo muchos productos y servicios. En esa región, ubican importantes exportadores de petróleo, como Irán, Irak y Arabia Saudita.
En segunda instancia, los posibles efectos en la cadena de distribución pueden afectar a los consumidores locales, ya que dependemos 85% de la importación de productos. Por último, el incremento del gasto militar de Estados Unidos diluye las posibilidades de que la Isla pueda recibir asignaciones para programas de reconstrucción.
No somos el ombligo del universo, ni lo seremos nunca. Hoy más que nunca, hay que mirar el entorno global y comenzar a desarrollar estrategias y planes que nos permitan mitigar los retos del nuevo orden mundial.
